Visión y embarazo
Durante el embarazo, la mujer experimenta cambios físicos que afectan a muchas y diferentes partes de su organismo. Se producen alteraciones a nivel hormonal, hematológico, metabólico, cardiovascular e inmunológicos, y algunos de estos cambios pueden afectar de forma directa a la visión, por lo que es importante que la embarazada conozca los diferentes tipos en que el nuevo estado puede afectar a sus ojos.
Se establecen dos tipos de cambios de visión durante el embarazo, fisiológicos y patológicos. Los fisiológicos, de forma general, no suelen tener importancia clínica. Los más comunes son la disminución de la presión intraocular, y también los cambios corneales, que pueden llevar a intolerancia al uso de lentes de contacto, o modificaciones en la graduación del ojo. En relación a los patológicos, podemos distinguir dos tipos:
·Aquellos que suponen el empeoramiento de enfermedades que la mujer ya presentaba, como por ejemplo la retinopatía diabética y las uveítis o inflamaciones intraoculares
·Asociados a la aparición de nuevos problemas, y que están principalmente derivados de hipertensión arterial descontrolada, ceguera cortical y coriorretinopatía serosa central
¿Qué síntomas han de ponernos alerta? A la hora de detectar una posible alteración del sistema ocular, la embarazada ha de tener en cuenta la disminución de la secreción lagrimal y la sensación de sequedad en los ojos, así como la hinchazón del párpado (que se da sobre todo a primera hora de la mañana, después del periodo de sueño).
Uno de los casos en los que hay que prestar especial seguimiento a la salud de los ojos es el embarazo de una mujer con diabetes. En ese caso, lo ideal es realizar una primera visita al oculista en los tres primeros meses, y que sea su médico quien fije la continuidad de las revisiones. No olvidemos también que existe la posibilidad de diabetes gestacional. Si se da, pide cita con el ofatlmólogo tan pronto sea detectada, y sigue las pautas que te indique.
Por lo general, es conveniente que la embaraza no descuide las revisiones oculares durante la gestación, y preste especial atención a cualquier alteración en la visión que pueda aparecer. Aunque la sintomatología suele desaparecer después del parto, lo ideal es que sea controlada por un especialista, y especialmente si hay que recurrir a algún tipo de medicación, para evitar posibles perjuicios en el desarrollo del embarazo.