Pantallas: como combatir su efecto en tu salud visual
Los avances tecnológicos han cambiado nuestros hábitos diarios. Hemos pasado de leer en papel a hacerlo en ebook; buceamos por la red, compramos y hablamos con nuestros contactos vía móvil; consumimos cine y series desde el portátil, y muchos trabajos condicionan a estar más de seis horas delante del ordenador. Todo ello ha provocado que el tiempo que pasamos ante una pantalla al día se haya incrementado de forma considerable. Esto aumenta la fatiga de nuestros ojos, y en algunos casos deriva en dolor de cabeza y otras molestias que entorpecen la visión.
Picor, enrojecimiento, sequedad y visión borrosa son los principales síntomas que podemos experimentar tras un uso abusivo de pantallas electrónicas. La principal medida paliativa para evitar su aparición de es reducir el tiempo frente a una pantalla. Los expertos establecen en dos horas el periodo máximo recomendado. No obstante, por su condición laboral, a muchas personas les es imposible poner en práctica esta limitación. En ese caso, es recomendable seguir unas pautas para, al menos, mitigar los efectos negativos.
Cuando nuestros ojos enfocan durante mucho tiempo a un punto fijo, como puede ser el ordenador o la pantalla de un móvil, parpadean menos. Esto hace que la lágrima que se encarga de humedecer de forma natural el ojo no se distribuya correctamente. Para evitar la sequedad del ojo es conveniente por tanto forzar el parpadeo voluntario o mantener cerrados los ojos veinte segundos cada cierto tiempo.
La técnica del 20-20-20 consiste en apartar la mirada de la pantalla durante 20 segundos cada 20 minutos enfocando hacia un objeto que esté a una distancia de 20 pies (unos seis metros). Con ello conseguirás que los ojos se reenfoquen, y te ayudará a reducir la fatiga visual.
La ausencia de luz es otro de los motivos que afecta a nuestra visión. Es importante ajustar el brillo de la pantalla y cuidar la iluminación ambiental. De esta forma se reduce la dilatación de la pupila, y el ojo reduce su esfuerzo por acomodarse a la oscuridad. Además, se deben evitar los reflejos en la pantalla, especialmente de luces superiores o ventanas, y cuidar la postura corporal: el monitor ha de estar situado por debajo de la altura de los ojos, o bien su parte superior alineada con nuestros ojos.
Si no te queda más remedio que trabajar toda la jornada frente al ordenador, intenta evitar el uso de otras pantallas, como tablet o móvil, en tu tiempo libre. Tus ojos te agradecerán que dediques tu atención a otras actividades que les permitan descansar.